Cuando llego al majestuoso lugar donde con la ayuda de Dios todo es posible, me siento lentamente observando lo que mis ojos pueden alcanzar, descanso y siento un síntoma de preocupación, desesperación y sosiego.
Luego de unos minutos comienzo a sentir la felonía de mis
nervios en un lugar donde me sentía un poco excluido, incomodo por
que no estaba delante de vista lo que verdaderamente quería ver.
Bruscamente apareció de través en mi panorama, aunque
no la visualice completamente, sonreí mesuradamente pero con fervor;
Detenidamente me fui acercando con pasos firmes ante
semejante belleza, noblemente y con una dulce mirada exprese con sentimiento lo
bonita que la vi, mientras mi brazos ceñían su beldad y mis labios se
embelesaron cuando sutilmente rozaron sus mejillas cayendo en una profunda
somnolencia suplicando por no despertarse nunca más, gimieron desamparadamente
por no levantar sus alas de aquel hermoso lugar, donde lo dulce y lo salado son
ambrosía.
Me regocije después de ver al amor por un
instante que me henchido el corazón, suturando el desequilibrio existente
de mi llegada. Quedando en mis labios una sensación suave, sublime, agradable
al paladar.
En paz volví a sonreír de manera más briosa y
grata. Agradecí a Dios con genuflexión por ese momento tan emotivo y verdadero
más aun cuando mis mejillas se deleitaron en la ambrosía de tus labios.
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